En el corazón, la incorporación de los constituyentes del aceite de pescado, ácidos grasos omega-3 (ω-3) no solamente influye en las propiedades fisicoquímicas de las membranas (fluidez, permeabilidad), sino que también modula la expresión de muchos genes. Los ácidos grasos ω-3 reducen las citocinas proaterogénicas, mejoran la función endotelial, reducen la oclusión vascular y mitigan el curso de la arterioesclerosis coronaria. Continuar leyendo Efectos cardiovasculares del aceite de pescado
